
La práctica artística que he desempeñado durante años nace y se nutre desde el espacio público ya que creo firmemente que la participación activa en un proceso artístico puede fomentar la sensibilización, concientización y cohesión a través de una reflexión crítica y creación conjunta.
En tiempos de pandemia en la que el distanciamiento social es obligatorio, los ingredientes que alimentan el proceso que desempeño han sido bloqueados por tanto, de nuevo, se hace necesario repensar las formas de responder desde la práctica artística a estos tiempos. A través de los aprendizajes en el caminar como artista entiendo la práctica artística como un proceso permeable, adaptable y resiliente. El arte y la resiliencia se entretejen en el acto creativo, un acto que invita a generar preguntar transversales a través de experimentar formas de expresión plurales. En el documento académico Riding the tide Socially-engaged art and resilience in an uncertain future* que escribí en colaboración con Sage Brice hace unos años, explica la importancia de los métodos colaborativos y aprendizajes desde la experiencia que he revisitado aún más en estos tiempos.
Esa «resiliencia artística» ahora, en tiempos de pandemia, tiene que despojarse de ese tejido social cercano para responder desde el «ser distanciado». Pienso mucho en cómo la creación desde el estudio puede fomentar una «descontextualización» del proceso artístico, ya que se puede crear «fuera del entramado eco-social» y de algún modo se centra más en la «representación», algo que buscaré trabajar para permanecer en los lugares que la práctica que me interesa habita abordando la «contextualización distanciada» todavía dentro y junto al entramadado eco-social sobre/desde donde es creado.
Volviendo al proyecto en el que me encuentro inmersa y sobre el cual esta bitácora de viaje se centra, este impás en el proyecto ha hecho que tenga que reconfigurar los caminos y el devenir de Estudio Flotante, cuando el río suena a Amazonas. Para ello la inmersividad en el «desde dónde» y el «qué» es relevante volviéndose un todo para llegar al «cómo». Es así que el proceso pasó a centrarse en un mapeo de experiencias, conversaciones, encuentros, problemáticas, creaciones in situ mientras trabajaba desde la Amazonía para abordar eso de experiencial que todavía está presente en el proyecto y que es raíz para continuar en otras metodologías. Lo más importante fue (y es) cómo mantener esos principios éticos de trabajo que desde el ámbito colaborativo son tan importantes.
Esta reflexión resumida es todo un proceso de conexiones complejas, a fin de cuentas, redefinir las metodologías es prácticamente cambiar el proyecto al completo, así que puedo decir que este proyecto ha existido en multiples formas de trabajo y su resultado se definirá con estos «nuevos» procesos a emprender que iré compartiendo a lo largo de este camino.
*Referencia: Riding the tideSocially-engaged art and resilience in an uncertain future publicado en el libro Governing for Resilience in Vulnerable Places